jueves, 30 de mayo de 2013

Sobrasada de tomates secos

No me puedo creer que a estas alturas de la película yo no os haya hablado de esta receta todavía. Esta receta la saqué del programa 100% vegetal y Ana Moreno lo usaba para acompañar una ensalada de carpaccio de calabacines (receta que también debería poneros) pero hoy os traigo solo la "sobrasada". Ana Moreno la llama sobrasada porque su aspecto y consistencia son similares a la sobrasada de toda la vida. Incluso su sabor, muy intenso y "curado" recuerda al del embutido. Este es mi "paté" vegetal favorito, una receta crudivegana ideal para acompañar los bocadillos.
Ingredientes:
80 gr de tomates secos en aceite de oliva (o 60 gr de tomates secos y 20 gr de aceite)
20 gr de piñones
Unas hojas de albahaca fresca

Preparación:
Pues es tan fácil como poner los ingredientes en la batidora y batirlos hasta dejar una consistencia suave. Si se quiere más claro, añadir más aceite. Si se quiere que tenga un sabor menos curado, añadir más piñones. 
Si no se quieren usar piñones, puedes sustituirlos por almendras peladas, que también le dan muy buen sabor a la receta.




lunes, 27 de mayo de 2013

Hazlo tú mismo


Intentar vivir a partir de materias primas, no de alimentos procesados. Ese es mi lema desde hace aproximadamente un año, lo que ha hecho que mi lista de la compra sea cada vez más sencilla (¡y más barata también!): harinas y cereales, agua, leche (de almendras o avena, y de vaca ecológica para mi marido), frutas, verduras, alguna conserva que sea imprescindible (como los tomates secos, a los que soy adicta, o el maíz dulce), algo de queso y algún embutido para él (que no es vegetariano), frutos secos y legumbres. Nada de panes, snacks, galletas, mermeladas o salsas procesadas (salvo el kétchup, que aún no me he animado a hacer por mí misma), nada de patés o conservas cárnicas, sólo alguna hamburguesa vegetariana para mí de cuando en cuando.
Acudo al lineal de productos ecológicos de mi supermercado, de manera que la leche, el kétchup, las hamburguesas y todo lo procesado que compre sea ecológico. La fruta y la verdura la compro en el mercado agrícola del pueblo, ¡que para eso lo tengo cerca!
Foto de mi alacena, con conservas caseras
Lo que quiero decir con todo esto es que otra manera de vivir, consumir y comer es posible: siendo consumidores responsables, primando los productos no transgénicos, ecológicos y de la tierra sobre los demás, y dándose uno cuenta de que muchos alimentos que son “obligatorios” en la lista de la compra lo dejan de ser cuando descubrimos que o bien no son tan necesarios, o bien los podemos hacer nosotros mismos en casa, con mucho más sabor y menos (ningún) aditivo, conservante o potenciador del sabor.
Paulatinamente, a lo largo del último año, me he dado cuenta de cuántas cosas puedo hacer por mí misma, con ayuda de la Thermomix (sin que esta sea tampoco imprescindible, en todo caso). Al principio me animé a hacer mis propios sorbetes de fruta para el verano, luego mis propias mermeladas, mis masas y panes (hasta que poco a poco he dejado de comprar pan, o lo compro muy poco), luego mis propias salsas (como la veganesa que hago con nata de almendras. Exquisita) y luego mis propias conservas caseras, como extensión natural a todo lo anterior. El día que me de por hacer kétchup, adiós al bote de Heinz.
Todo esto ha hecho que me haya ahorrado un dineral (nótese que para cocinar pan casero para dos personas puedo gastarme tan solo unos 10 euros al mes en harinas y levaduras), pero también le he ahorrado a mi organismo un montón de aditivos, conservantes y “trazas de” cosas que no deberían de estar en el alimento que uno consume.
Además, la verdad es que es un gustazo desayunar una rebanada de pan hecho por uno mismo con mermelada casera, o unas galletas recién sacadas del horno, así como abrir la despensa para sacar un bote de pisto de verduras, sofrito o salsa de tomate para hacerse un almuerzo (o cena) exprés.
Evidentemente, todo esto es más “trabajoso” que ir al supermercado a coger unos cuantos paquetes y
Pan de molde casero, de leche de almendras y avena
botes, y hay semanas en las que no encuentro tiempo para hacer pan, o una salsa, y que recurro (inevitablemente) a un alimento procesado, pero también es verdad que este sistema es, en un momento en el que todo el mundo se mira el bolsillo, muchísimo más barato e infinitamente más enriquecedor (nutricional y espiritualmente) que comprar productos manufacturados en el súper, por lo que a mí, personalmente, me compensa el esfuerzo.
Por eso, he decidido hacer una serie de entradas para compartir con vosotros lo que he ido aprendiendo acerca de la conservación casera de alimentos, o las diferentes recetas que uso para cocinar cosas que antes compraba ya hechas. Porque al fin y al cabo, ¿para qué comprarlas si las puedes hacer tú  mismo?